LOS COMIENZOS DE LA FOTOGRAFÍA




    Hoy en día, la fotografía está al alcance de todos, gracias a la cantidad de dispositivos digitales a los que tenemos acceso. Pero no siempre fue así, y para valorar con conocimiento de causa la calidad fotográfica de la que disponemos actualmente hemos de realizar un viaje al pasado. 

         De hecho, debemos remontarnos bastante más atrás de lo que a simple vista pudiera parecer. ¿Cuánto? nada más y nada menos que hace 25 siglos se dio el primer paso hacia lo que hoy conocemos como una simple fotografía. Aunque parezca imposible, en la China milenaria se conoció la técnica de  cámara oscura, la cual consistía en dejar una sala completamente oscura y hacer un pequeño agujero hacia el exterior de apenas unos milímetros. Así, colocando una superficie plana en esta ranura se podía ver una imagen invertida de lo que se hallaba en su interior. ¿No es increíble? los juegos ópticos siempre han atraído al ser humano. 

    En el siguiente vídeo explicativo veremos los testimonios de los efectos producidos por la luz en el interior de una cámara oscura a lo largo de la historia.




   
    Pero no fue hasta el siglo XIX, cuando J. N. Niépce mejoró el prototipo. Dentro de la caja instaló una placa cubierta de betún  que se endurecía con el contacto de la luz. Una vez terminado el proceso, se limpiaba el betún que no había endurecido y la imagen permanecía. 

    En 1826 consiguió crear una imagen fija del patio de su casa en un pueblo francés. A esta imagen la denominó heliografía y se considera la primera fotografía de la historia.



   La falta de técnica fotográfica se puede ver de un vistazo en esta imagen. De hecho, Niepce tuvo que exponer su cámara durante más de ocho horas a través de la ventana. Es por eso que podemos ver el sol tanto al este como al oeste del edificio.

    Sin embargo, algunos subastadores consideran que la primera fotografía, también de Niepce fue ésta anterior titulada Tirando de un caballo, una reproducción de un grabado holandés, que se considera de 1825.




      La primera cámara no fue inventada hasta años más tarde. Lo hizo Louis Daguerre en 1839. En su honor, el inventó se bautizó como daguerrotipo.
    
    Daguerre pretendía mejorar la caja oscura y acortar el proceso, y para ello sustituyó el betún por unas placas hechas de cobre y recubiertas de plata. Al principio, la imagen no quedaba grabada en las placas y había que pasarlas por un proceso químico que resaltaba la imagen.



    
     Rápidamente se convirtió en una técnica recocida que dio origen a obras famosas como:

La luna (1839)


Retrato de Joseph Jenkins Roberts, Augustus Washington (1843)


        En paralelo, el científico británico Henry Fox Talbot experimentó con otros materiales. Apenas unos días después de la presentación del daguerrotipo anunció que había descubierto el papel sensible a la luz. La principal ventaja de este sistema, llamado calotipo, es que el papel se convierte en un negativo de la imagen que puede utilizarse para hacer copias de la fotografía.

    En 1835, Willliam Henry Fox Talbot hizo el que hoy es el más antiguo negativo fotográfico del mundo: una foto de una de las ventanas de la Abadía de Lacock, en una tarde veraniega que logró atrapar para siempre y que podía ser plasmada una y otra vez.

"Es un poco de magia", escribió en una carta Fox Talbot.

    La rápida reproducción de fotografías fue un éxito instantáneo, incluso en la era victoriana. Y sigue siéndolo, pues desde que se inventara el proceso negativo/positivo seguimos obsesionados con la capacidad de tomar, reproducir y difundir fotografías; porque, a fin de cuentas, lo que queremos hacer con el paso del tiempo es detenerlo.

    Por último, haremos referencia a los fotógrafos pictorialistas, quienes niegan el lenguaje fotográfico a favor de los tratados de pintura, afirmando la inferioridad de la cámara frente a la fuerza de la mente del pintor. Fotógrafas como Julia Margaret Cameron pretendían que la fotografía pareciese un cuadro. De hecho, tardó un mes en obtener lo que llamó su primer gran triunfo: el retrato de una niña.


    Se trataba de la hija del poeta William Benjamin Philpot. La imagen transmite una indudable personalidad pero, sobre todo, que Cameron era muy consciente de la capacidad de arte recién descubierto para crear obras de arte. Así, vemos cómo la niña parece flotar en medio de una iluminación radiante y casi irreal, en un primer plano detallado que además la presenta en una pose  pictórica clásica.

    Y así nos plantamos en la eterna dualidad: ¿realidad o ficción?  Cada uno es libre de crear a su manera. Lo importante es tener un estilo propio que permita a los espectadores una forma personal de ver las cosas.



    








        




    





   

Comentarios

Entradas populares de este blog